jueves, 30 de octubre de 2014

ENTRE LAS AGUAS


Pujaste el alma licuada en surtidos verdores
sobre esta tierra sin leyes que de noche,
lejos de tribunales y aún del rostro chueco de dios,
continúa siendo la única emergencia.

A combos y patadas te peruanizaron
con la misma sed que carcome lagunas de boca en boca,
la misma que evapora el agua de capitalinos rochabuses
pariendo una fila de baldes entre los cerros,
viajando en cisternas bajo tu cósmica manta con huecos.

Una cosecha de fogatas buriladas irradia de sur a sur.
En tus manos ya no quedan pertenencias que atesorar,
sólo un rumor de revueltas que a piedras va engordando
un desborde de huaracas contra los patrones.

Peligroso carnaval que enrojeces de rabia los ponchos,
que brotas como líquida serpentina desde las venas,
habrá que arrancarle a la lluvia un triunfo y proseguir a pie,
entre año y sudor, guerreando de este lado del tiempo.

Guillermo Valdizán Guerrero

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