domingo, 30 de noviembre de 2014

viernes, 7 de noviembre de 2014

PACHAKUTI

I

De cabeza insurge la montaña,
triángulo en borrachera que perdura con audacia,
sin un gesto de escombros en su lugareña dinamita,
en sus cuatro flores cuarteadas a gritos.
Respira hondo, convulsiona entre las memorias
que rasgan sus ojos ilimitados.
Fuego en mano, verde oliva, justo a tiempo.
Un animal en coro
redobla

hazañas en tu sangre.


II

Un sismo que asciende al estilo triunfal,
encarna la tropa a campanazos de trigo y sin aliento
¡Va recorriendo la cordillera elásticamente!


Viene festejando al cobijo de raíces multicolores,
y sus grilletes de plomo estallan al instante
¡Con sólo oír la vida hacerse de picos y palas!


Extiende su huayco en la tierra como en el cielo, 
iguala sus entrañas desenterrando el futuro
¡Con su arma de piedra en estado gaseoso!

A su desborde le crecen noches de barbarie
en las que canta como cantaron sus muertes,
¡Y canta en los espíritus que regresan de la furia!


III

De cabeza insurgen ponchos enrojecidos
por cobrar las deudas de tus deudos,
coléricos de garganta, biznietos ramificándose en dioses.
Pachakuti, del estrago al colmo, de innata geografía,
de cabeza tu montaña bajo frenéticas polleras gira 
contra la gravedad de los metales,
escupiéndole mercurio al enemigo en curso.



IV

Si aún fuga de la eternidad
que divisa como ataca, como flora que fauna,
que muerde y remuerde su tormenta de adobe,
madre en copulación giratoria
que endurece tus nevados con sus propias manos.
Aguarda el nombramiento a quemarropa.

Esto es lo que importa,
huayco sin asomo de vergüenza
ni la mínima certeza
de morir entallado en una discoteca de origen
hacia las cíclicas cosechas.


Guillermo Valdizán Guerrero